lunes, 17 de agosto de 2009

Vagabundo II

¡¡Papá, papá, mira que cachorro tan mono!!.
Todo había empezado muy bien en la vida de Jacko, había nacido en un criadero, hijo de padres con pedigrí tuvo siempre todas las comodidades que se podían tener.
Con un mes le llevaron a una tienda, desde ese día era el juguete de cuantos niños entraban en ella.
¡ Jo, mamá. cómpramelo, yo quiero ese cachorro, mira que carita tiene!
¡Abuela, anda, dile a mamá que me lo compre, te prometo que lo voy a sacar todos los días, ya veras!
A los pocos días, Jacko ya tenía dueños, un matrimonio mayor que al final había accedido a los deseos del niño, en la tienda, el dependiente había actuado de forma muy profesional, les había indicado que el perro tenía que salir dos o tres veces al día a pasear, que era un perro que iba a crecer (al fin y al cabo un setter es un setter), que un perro no es un juguete, que tiene sus necesidades, la necesidad de vacunarle todos los años y llevarle al menos dos veces al año al veterinario, etc, y después de rellenar todos los datos, Jacko ya tenía nuevos dueños.
Los primeros meses todo fue de maravilla, Jacko era la novedad, pero poco a poco se fue dando cuenta que con el paso del tiempo no le hacían el mismo caso, los paseos cada vez eran mas cortos, el niño ya casi no jugaba con él y la madre no paraba de protestar, - Este perro, es que lo llena todo de pelos, estoy todo el día barriendo pelos suyos, mira como ha puesto el parquet de arañazos y además está siempre en medio, es que no me puedo ni moverme sin encontrármelo por todos lados.

Nadie parecía darse cuenta de que el estaba en medio porque buscaba que le hiciesen algo de caso, una caricia, una palabra amable, no bastaba con ponerle agua y comida, el también tenía sentimientos, nece sitaba sentirse querido.

Luego llegó el segundo veraneo y con el los problemas.
- ¿Que hacemos con el perro?, es que a donde vamos no le podemos llevar.
- Habrá que llevarle a una residencia.
- Si hombre con lo caras que son, pues si que nos va salir caro el chucho, si además el niño ya no le hace caso, le dejamos en cualquier sitio y ya está, seguro que alguien se hace cargo de él.

Y así paso, cuando Jacko se quiso dar cuenta le habían abandonado, se habían ido sin él, se puso a dar vueltas donde le habían dejado esperando a que viniesen a recogerle, en su cerebro de perro no cabía la posibilidad de que se fuesen sin él, pero poco a poco, el paso de los días no le dejó otra opción de intentar buscar algúna cosa que comer, pero ¿donde?, si él siempre había tenido la comida en su cacharro, ¿donde encontraba él algo que comer?.

La suerte hizo que le encontrase una persona que le cuido, pero habían pasado cuatro meses desde que le habían abandonado y del hermoso setter que era ya solo quedaban unos huesos, piel y muchas heridas que habían dejado marcas en su cuerpo.
Ahora no tenía una casa hermosa como antes, dormía junto a su nuevo dueño y cuatro compañeros mas en una cabaña junto a un río, pero durante el resto de su vida lo que ya no le faltó fue lo que mas necesitaba, unas caricias, unas palabras amables y el calor de una persona amiga a su lado.

5 comentarios:

Beauséant dijo...

quiero pensar que esas personas son minoría y que algún día alguien se encargará de hacerles lo mismo. Dejarlas en una gasolinera cuando vayan al baño y, al salir, encontrarse con un reguero de polvo que ha dejado el coche de sus nietos e hijos al salir corriendo :)

iliamehoy dijo...

Y es que en el fondo, todos necesitamos los mismo.
El abandono siempre es una muestra de cobardía.
Una sonrisa, eso si.

Luis Antonio dijo...

Desgraciadamente es un episodio menos minoritario de lo deseable...
Algunos piensan que las mascotas son como juguetes.

Tumulario dijo...

Si, Beauseant, por suerte son minoría y no se si sus hijos o nietos los bandonarán en una gasolinera, pero si siguen sus enseñanzas es posible, por que si no enseñamos a querer, como vamos a pretender que nos quieran Iliamehoy, y es que todavía algunos no entienden que tener una mascota implica, sobre todo, una responsabilidad hacía ese ser que entra en tu casa para quedarse, para acompañarte Luis.

maracuyá dijo...

Ay, algo más frecuente de lo que imaginamos...ceder ante el niño para conformarlo sin tener la menos idea de lo que significa tener un perro o un gato en casa. Es un integrante más de la familia, con todo lo que eso implica...

Tumu...bienvenido y gracias por tu compañía tan grata y llena de afecto.

Un abrazo fuerte