lunes, 9 de marzo de 2009

El puente (3ª parte)

Cuando llegué a casa tuve que hacer un esfuerzo por no ponerme al instante con el proyecto del puente, algo que tenía que agradecerle a mi misterioso inquisidor, había conseguido que volviese a tomarme mi trabajo con un interés que últimamente parecía haber perdido, quizás no estuviese tan descaminado en sus criticas, pero no, no podía caer en su trampa, yo seguía siendo el mismo, mis estructuras se parecían entre sí por que era lógico, yo siempre soy el mismo.

Decidí tomarme el resto de la tarde libre, al fin y al cabo el puente ya estaba casi terminado, solo faltaba darle los últimos retoques y tenía todo el fin de semana por delante.

Llamé a Carlos a su trabajo y quedé con él para cenar e ir luego a dar una vuelta, al principio parecía un poco sorprendido al saber que estaba en casa, últimamente había estado un poco insoportable con el proyecto del puente, pero al final pareció incluso contento al saber que había decidido aparcarlo por lo que quedaba de día, no le comente nada sobre mi misterioso hacker.

El resto de la tarde decidí pasarlo leyendo un rato, cogí de la biblioteca uno de los últimos Best Sellers que había comprado, - normalmente para comprar los libros me suelo guiar de mi instinto pero cuando tengo que pasar un rato en algún aeropuerto suelo visitar las tiendas y rara es la vez que no compro alguno de los libros mas vendidos, no suelo leerlos por lo que lo habitual es que al final se lo regale a algún familiar o amigo por su cumpleaños-, la lectura siempre me había servido para no pensar en nada y esta vez no fue menos.


Cuando me quise dar cuenta casi se me había hecho tarde, me di una ducha rápida y salí casi corriendo para no llegar tarde, por suerte el restaurante donde había quedado con Carlos estaba cerca de casa, era un restaurante que habían abierto hace pocos meses en el barrio del que habían hablado muy bien un par de vecinos y al que llevaba varios fines de semana intentando ir, pero al final, por un motivo u otro, siempre lo iba aplazando.

La cena pasó sin mas novedad, preguntas típicas por el trabajo y cosas así y algún comentario sobre el restaurante, la verdad es que lo que me habían contado hacía justicia con el sitio, el ambiente era tranquilo, la comida buena sin exageraciones, el trato de los camareros era familiar pero sin resultar cargante y el precio no era demasiado caro, por ponerle alguna pega quizás la decoración era excesivamente minimalista, nunca he compartido el gusto por esos lugares que parecen a medio construir, con las vigas y la ventilación vistas, pero bueno, en general el sitio era recomendable.

Después de cenar fuimos a tomar una copa a Zaston, la verdad es que después de una cena en un sitio nuevo no hay nada mejor que tomar las copas en un lugar donde te conozcan tanto que no tengas ni que pedir, según te ve el camarero, en este caso camarera, ya te esta sirviendo tu Brugal con limón y unas hojas de hierbabuena y siempre te puedes encontrar con algunos conocidos con lo que pasar el rato.

Cuando llevábamos media hora mas o menos y empezábamos a pensar que al final la noche se iba a estropear, aparecieron por allí Ana y Helena, Helena, Carlos y yo somos amigos desde la infancia, de hecho nos criamos en el mismo bloque de la periferia de Madrid, y Helena yo tuvimos una historia hacía ya casi un año pero al final acabó igual que había empezado y por suerte conservamos la amistad.

La noche no estuvo mal, de hecho consiguió que me olvidase del puente, del hacker y de todos los problemas que últimamente me estaban saturando

Eran casi las cinco cuando decidí que ya era hora de volver para casa.

(Continuara...)