jueves, 19 de febrero de 2009

Elegía

Por que se acerca la fecha de hacer memoria

Tanto tiempo perdido
buscando como acercarme
a tu corazón herido

Tanto lugar buscado
pensando en ilusionarte
con el regalo soñado

y solo eras tú lo esperado
solo era yo lo que ansiabas
solos tú, yo y la nada
solo el instante amado.


(En Orihuela,
su pueblo y el mío,
se me ha muerto como del rayo
Ramón Sijé,
a quien tanto quería)

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.

Tanto dolor se agrupa en mi costado
que por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores.

Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las ladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

(El rayo que no cesa)

Sueños

Siente el calor
que amanece en tus entrañas,
y descubre el escalofrío
que despierta tus huesos.

Escucha la flojera
que te llena de ganas
de recorrer con tus besos
el eterno desafío

Piérdete en sus rincones
y contén al deseo,
para amanecer mañana
en constante desvarío

Rompe con desesperanzas,
ruge cual tormenta de estío,
haz jirones el alma,
deja que funda
en tu cuerpo el mío