martes, 2 de junio de 2009

Sobrevivir

Rompí en añicos el vaso
del corazón,
del alivio.

La razón me dice,
levanta, corre,
grita, vive, vuelve al río.

Mas ya no hay fuerzas,
no hay, sino
la pesadez y el cuerpo frío.

Tu me enseñaste a volar,
a descubrir,
a ser niño.

Y ahora que solo tengo
tu recuerdo,
y mi llanto perdido

ahora solo se esperar
que en un futuro lejano
se enlazen nuestros destinos.

4 comentarios:

maracuyá dijo...

Un beso enorme.

Luis Antonio dijo...

Es cierto que en el futuro se juntan los destinos de quienes están y no están, pero mientras llega ese momnto hay que vivir la vida con toda la plenitud posible.

Un cordial saludo

Duquesa de Katmandu dijo...

Coincido con Luis Antonio... y mientras usted siga escribiendo seguirá enlazando destinos (hasta los más insospechados) al suyo.

un beso grandote,

Beauséant dijo...

esperar que el destino arregle nuestros fallos nunca ha servido de nada, es duro reconocerlo, pero sólo hay una forma de hacer las cosas: siguiendo adelante.