Mi niña
me mira desde el balcón
me sonríe
con esa boca mellada
es de día
y el tiempo se para
cuando, desde mi rincón,
escucho como me pide
¡no te vayas!
Nunca dejes de mirarme
que me pierdo
cuando cierras tus ojos.
Desde mi cárcel
de silencio rojo
aquí donde estoy muerto
donde nunca hay mañana.
Escuchamé
por que vivo en tus oidos
Llamamé
porque solo existo en tu sonido.
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3 comentarios:
Miradas seductoras que nos piden que no nos marchemos.
Ojalá nunca dejen de mirarnos.
Y de inspirar versos tan sentidos y bellos como estos.
Un abrazo.
que nunca dejen de mirarnos, ybris, y nunca dejemos de sentirlos.. porque, a veces, perdemos la capacidad de notar esas cosas...
Si ybris, solo existimos mientras alguien nos mira, nos oye, nos llama, después pasamos a ser espiritus que deambulan.
Beauséant, cuando ya no somos capaces de sentir a los que nos rodean, es como si no pudiesemos hablar, pensar, es como si estuviesemos solos, con corazones de hielo.
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