Rompí en añicos el vaso
del corazón,
del alivio.
La razón me dice,
levanta, corre,
grita, vive, vuelve al río.
Mas ya no hay fuerzas,
no hay, sino
la pesadez y el cuerpo frío.
Tu me enseñaste a volar,
a descubrir,
a ser niño.
Y ahora que solo tengo
tu recuerdo,
y mi llanto perdido
ahora solo se esperar
que en un futuro lejano
se enlazen nuestros destinos.
el árbol de la sabiduría
Hace 1 día
4 comentarios:
Un beso enorme.
Es cierto que en el futuro se juntan los destinos de quienes están y no están, pero mientras llega ese momnto hay que vivir la vida con toda la plenitud posible.
Un cordial saludo
Coincido con Luis Antonio... y mientras usted siga escribiendo seguirá enlazando destinos (hasta los más insospechados) al suyo.
un beso grandote,
esperar que el destino arregle nuestros fallos nunca ha servido de nada, es duro reconocerlo, pero sólo hay una forma de hacer las cosas: siguiendo adelante.
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