Hasta luego, me dijo ella cuando se fue de casa esta mañana, pero yo ya sabía que esa despedida era para siempre, el ciclo de nuestra historia había tocado fondo, poco a poco los temas de conversación se habían acabado, nada parecía interesarnos a los dos y las conversaciones se limitaban a Hola como estas, que tal en el trabajo y otros similares, y lo peor es que los dos sabíamos que había llegado el momento de dejarlo y esperábamos que el otro hiciese algo, por eso hoy he decidido marcharme a otro sitio antes de que vuelva, no voy a decirle nada, no tengo valor para contarla lo que los dos sabemos.
Quizás algún día consiga reunir las fuerzas para mandarla una carta y la diga que ninguno tuvimos la culpa, que nos paso lo que pasa a tantos, la monotonía ha sido mas fuerte que nosotros, el amor a veces no basta para mantener las historias.
Por ahora me limito a irme y dejarla el sitio libre para que reconstruya su vida.
Algunos dirán que soy un cobarde por no quedarme y luchar, luchar por lo nuestro, que lo que hemos pasado durante estos años ha sido demasiado bello para dejarlo morir sin intentarlo de nuevo, que siempre quedan brasas donde hubo un fuego tan intenso como el nuestro, pero no entienden que ya estoy cansado, que prefiero irme ahora con el recuerdo de lo bueno, a pelear por algo que se que esta muerto y terminar harto.
Por eso me voy, me voy lejos, donde nada me recuerde a ella
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1 comentario:
muchas veces nos empeñamos tanto en levantar aquello que estaba muerto que nos olvidamos de recordar todo lo bueno que nos dieron cuando estaba vivo.. tenemos complejo de Frankeinstein..
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